martes, 20 de agosto de 2013

Por qué la gente compra por Teletienda


“La mayoría de la gente no sabe lo que quiere sino lo ven en su contexto. No sabemos qué clase de bicicleta de carreras queremos hasta que vemos a un campeón del Tour de Francia haciendo mover los engranajes de un determinado modelo. No sabemos qué clase de altavoces queremos hasta que no oímos unos que  suenan mejor que los anteriores. Ni siquiera sabemos que queremos hacer con nuestra vida hasta que no encontramos un amigo o un pariente que está haciendo exactamente lo que no nosotros creemos que deberíamos hacer. Todo es relativo, y esa es la clave. Como un piloto de avión que aterriza en la oscuridad, queremos disponer de balizas a ambos lados que nos guíen hacía el lugar donde poder tomar tierra. ”
 “Las trampas del deseo”. Dan Ariely


Es una pregunta que llevo tiempo intentando aclararme a mí mismo:
¿qué hace que la gente compre por un canal de teletienda?

Cuando empiezas en este negocio es la primera pregunta que te haces.

Leyendo a economistas conductuales, como Dan Ariely, podemos empezar a entender que, en el retailing en general, no se suelen aplicar las leyes clásicas de curva de oferta-demanda.

Es más, lo que realmente suele primar es la irracionalidad. La gente es susceptible a una serie de influencias irrelevantes de su entorno inmediato (lo que esta rama del la economía denomina “efectos contextuales”), estrecheces de miras y otras formas de irracionalidad.

No es ningún secreto, que tradicionalmente este mercado ha estado caracterizado por gente de más de 50 años, amas de casa y personas mayores con achaques y problemas de salud, por lo menos hasta la llegada de Internet.

En ese sentido nos moveríamos en los que los capitalistas denominan mercado caveat emptor (por cuenta y riesgo del comprador). Es decir:
"...la responsabilidad de una compra recae en el comprador, quien deberá tomar las medidas oportunas para asegurarse previamente de la calidad de lo adquirido descartando posibles reclamaciones futuras al vendedor.". Fuente Wikipedia 

 Esto no es realmente así siempre puesto que desde la existencia de internet los potenciales clientes tienen acceso a unos recursos casi ilimitados de opiniones, precios, especificaciones técnicas,...

Es su caso más extremo con un cliente superinformado se llega a un mercado caveat vendor (por cuenta y riesgo del vendedor). 


De modo que tenemos:
- un mercado asimétrico -teóricamente- el vendedor conoce mucho más del producto que el comprador, y; 
- clientes que pasan mucho tiempo viendo la televisión (personas mayores, de media-avanzada edad, gente que pasa mucho tiempo en casa por problemas de movilidad, parados, gente de pueblos y ubicaciones retiradas de las grandes urbes,...)


Partiendo de estas premisas suele acusarse a este canal de retailing de aprovecharse de la ignorancia de los clientes, de exagerar en su publicidad, de ser un engaña-viejos,...
Sin embargo, basado en los experimentos del propio Dan Ariley, el autor reflexiona sobre hasta que punto no son las propias percepciones de un cliente, por ejemplo viendo un anuncio, las que hacen que un producto tenga un valor objetivo para él.

"la percepción del valor, ya sea en la medicina, los refrescos, los cosméticos o los coches, puede convertirse en valor real. Si la gente realmente obtiene una mayor satisfacción de un producto, ¿acaso el responsable de marketing ha hecho algo peor que vender la imagen del producto junto con el producto en sí?"

Es decir, ¿es ilícito tratar de crear una imagen atractiva de un producto que puede resolver un problema a un segmento específico de la población a través de una teletienda si como consecuencia del propio anuncio el proyecto es percibido como de mayor calidad?

En ese sentido, tanto da que el cliente sea un garrulo de algún pueblucho de la España profunda que no tiene ni tarjeta de crédito o  una sofisticada pija de la calle serrano que se pasa el día de tienditas o algún geek que quiere sacar la tableta de abdominales para echarse novia y se cree que está ahorrando dinero con la última novedad en aparatos de fitness en lugar de ir al gimnasio y tener que socializarse con la gente. Todos actuamos igual de irracionalmente en un momento u otro.